Sunday, May 24, 2009

-UN LARGO CAMINO ADELANTE--







-----Como ganado nos manejaron al ingreso a la Base Naval de Guantánamo y no había otra manera de hacerlo, éramos miles a los que tenían que documentar, controlar, manipular, alimentar y hubicar en improvisados campamentos, hechos a la carrera donde todo era precario, donde la palabra " comodidad " era sinónimo de " lujo ".


-----Salimos del enorme barco ansiosos de pisar tierra firme, sin saber que luego tendríamos que esperar largos meses para desprendernos de esa tierra que parecía tener imanes que nos hacían imposible el escape, comenzaría para mi y quien fuera mi esposa un camino largo, áspero, dificil, y repleto de situaciones que nunca nos imaginamos pasar, a veces lo que veíamos delante de nuestros ojos era como ver una película, era como si estuvieramos viendo un documental sobre Kafka.


-----Nos hacinaban por grupos, nos pedían que los hiciéramos nosotros mismos, grupos de 30 personas, no más de eso y gracias a Dios que ellos nos dejaron esa opción, pués así pudimos escoger con quienes deseabamos ser hubicados, el asunto es que en cada cabaña cabíamos 30 personas. Nos unimos 30 personas, todas habíamos estado en el "Arcoiris" y esto nos dio más tranquilidad; fueron horas esperando hasta al fin ser embarcados en un Bus ó Guagua idéntica a las escolares pero con las insignias del " US AIR FORCE ". EL viaje hasta el campamento inolvidable, por primera vez nos enfrentábanos la gran mayoría de nosotros a una cultura diferente, todo era nuevo ante nuestros ojos y por primera vez y quizás por última tendríamos el privilegio de ver uno de los lugares más misteriosos de Cuba: La Base Naval de Guantánamo, imaginamos tanques de guerra, cohetes por todos lados, aviones cargados de bombas; pero nada de eso, solo una rústica carretera que se dirigía a una especie de poblado a un par de millas al norte. Ni cohetes ni tanques de guerra; pero si un espectacular " McDonalds " llenito de luces de colores, un payaso al frente y un olor sin comparación con nada conocido " olor a Yuma ", dijeron algunos mientras se le salian los ojos de las órbitas viendo el " tremendo espectáculo " de este restaurant de comida rápida, símbolo en Cuba del capitalismo, del "imperialismo Yankee ". Luego pudimos disfrutar de la bella visión de un sencillo y ultralimpio pueblo americano, con bellas casitas, cuidados edificios y parque de ensueños, al menos así lo veíamos notros, venido de un país destruido por una guerra sin cuartel : La guerra de Fidel Castro contra el pueblo de Cuba. Saliendo de este pueblo, capital de la Base Naval, nos esperaba una larga y muy oscura carretera solo alumbrada por los faroles de los buses, unas cuatro millas más y arribamos al campamento destinado a nosotros, " Uniform " se llamaba, sería una versión limitada del infierno de Dante por los próximos meses.


-----Un largo camino comenzaba hoy, un camino que no vamos a olvidar y en el que nos metimos por nuestra propia voluntad, nadie nos llamó, tuvimos la opción de quedarnos en Cuba y dar la vida combatiendo a la dictadura, no lo hicimos, ahora quejarse sería doblemente cobarde.



Saturday, May 9, 2009

--ENFILANDO HACIA EL FUTURO-- POR: Angélica Mora.




GUANTÁNAMOAngélica MoraENFILANDO HACIA EL FUTURO--La segunda vez que visité la base Naval de Guantánamo, donde a principios de la década del 90 llevaban a los balseros que huían de la isla y eran rescatados en el mar, fue pocos meses después.El cambio era sorprendente. Las calles, otrora llenas de polvo, habían sido niveladas. Las carpas, donde se alojaban los cubanos, estaban en perfecto alineamiento una con otra, todo limpio y ordenado.


El emprendimiento del cubano se reflejaba en cada rincón de los diferentes campamentos a donde habían sido designados. Las calles se regaban para que no se levantara el polvo. Habían incluso pequeños árboles y plantas delante de las carpas y adentro existía toda una industria de muebles confeccionados con cajas de cartón. Cuando visité uno, mi emoción subió varios niveles al sentarme en un trono que me dijeron, habían confeccionado especialmente para mí, para esa visita.Sí, me sentí como Reina. En casa, visitando los campamentos. En todos me ofrecían algo: un café a la cubana, -bien fuerte y con harta azúcar- una réplica en miniatura de la balsa desde donde habían sido rescatados, una figura hecha con el material derretido de las cajas color carmelita o negras llamadas MRE, (meal ready to eat) alimento listo para comer.


Lo más apreciado -supe entonces- eran las pequeñísimas botellas de salsa picante que estaban incluídas en cada caja y que eran empleadas para colocar adentro barcos diminutos, verdaderas joyas de paciencia y arte. Regresé satisfecha. A pesar de todo el trauma espantoso de la partida y llegada a un lugar e idioma desconocidos, los hombres y mujeres con que yo había tenido contacto por años, a través de llamadas telefónicas diarias, no se habían dejado aplastar por el destino y estaban a salvo y llenos de esperanza.




Publicado por: Angélica Mora.